Síndrome del impostor: ¿Te admiran y sientes que no lo mereces?
Existen personalidades totalmente contrarias a las tan conocidas como narcisistas. Éstos que se creen dioses, bueno, saben que no lo son pero necesitan que los demás lo crean y les veneren para sentirse algo. Mientras, son tóxicos y tiranos.
Y los otros, los verdaderamente buenos y auténticos a nivel profesional y/o a nivel personal, los que sufren el «síndrome del impostor», personas que dudan de sus capacidades y que no se muestran orgullosos de sus logros. Piensan que lo que consiguen, a lo que los demás le dan más valor que ellos mismos, ha influido la suerte, alguna coincidencia; o que les ven así por error, de forma poco objetiva y exagerada, porque ellos para nada están convencidos de ser «esos» y sufren, sufren bastante porque piensan que tarde o temprano serán descubiertas, y se les verá como un fraude. Se esfuerzan continuamente debido a esa creencia tan absolutamente irracional suya, en hacer, prepararse, implicarse en las cosas de forma multiplicada... y es que en la realidad son personas óptimas en sus desempeños y en sus exigencias, son personas muy responsables y trabajadoras, inteligentes, pero no satisfechas consigo mismas, no suficientes según sus criterios de idoneidad y cuando ocupan un cargo relevante o visible, admirable por muchos, sienten una presión continua marcada por ellos mismos que les mantiene en constante ansiedad para no bajar de un nivel de rendimiento que ya de por sí es muy superior al requerido por el puesto.
Suelen ser personas que saben que se lo curran pero piensan que les cuesta mucho más trabajo que al resto y que si eso se descubriese, esa lucha por conseguir las cosas, la gente no les vería igual. Por eso, aunque saben de esa irracionalidad (en parte) es una angustia enfrentarse a algo de nivel. No tienen problema en reconocerse a ellos mismos que algo no ha salido bien, y lo toleran, y lo resuelven; el principal miedo es mostrar su vulnerabilidad, que los otros lo vean, les juzguen y les hagan la crítica porque es con los otros, en entornos sociales donde no se ven del todo cómodos. En ambientes sociales suelen sentir que no gustan del todo, o que molestan, que no están a la altura e intentan dar y comportarse con una imagen para ellos ideal. Sin embargo, a nivel cognitivo suelen ser personas con «altas capacidades» pero a nivel emocional no son muy tolerantes a la frustración.
Lo que «hacen mal» lo atribuyen a su culpa (factores internos) y lo que hacen bien a factores externos. Temen las criticas y se sienten juzgadas en cada desempeño; dependen mucho de la valoración externa (críticas o reconocimiento), y como digo, los halagos y admiración no llegan a creerlos y más bien piensan en lo equivocados que están en verles así. Les cuesta aceptar cumplidos sobre su inteligencia y logros y se comparan constantemente con los demás de su rango creyéndose menos que ellos. Todos los del alrededor tienen más confianza que ellos mismos en que todo lo que hagan será excepcional y así muchas más cualidades porque son personas valiosísimas no solo a nivel laboral, y disfrutan con su trabajo, les apasiona, les encanta, pero anticipan resultados no satisfactorios, anticipan, anticipan… el principal problema es la desconfianza en ellos mismos aun sabiéndose capaces y luchadores… ay, es que tienen pánico a las posibles críticas, como he dicho, externas.
En el fondo y en el origen de estos sentimientos está la educación, la autoestima.
La falta de refuerzos en la familia, siendo pequeños, la continua exigencia y en ocasiones la comparación con los demás y poco reconocimiento ante los logros, y críticas ante mínimos fallos. Todo esto hace que el niño vaya creciendo en el aprendizaje del concepto de insuficiente y no valorado, lo que le crea bastante inseguridad y miedo al fracaso.
Por el contrario, es curiosos cómo a veces encontramos exceso de refuerzo y reconocimiento a niños que no lo merecen, y parte de ellos crecerán con unas autoestimas «insoportables» y otros reconocerán realmente que son un fraude (cómo les ven y lo poco que hacen), aunque éstos a diferencia de los que hemos descrito en el artículo, no se sienten mal psicológicamente, y más bien, se encuentran viviendo de una fama y de unas rentas conseguidas por casualidad o por inteligencia emocional…
Qué descoloque de cabecitas y qué sufrimientos innecesarios. ¡Cuando todo en la vida es mucho más fácil siendo uno mismo y que pase lo que tenga que pasar!
Ana M Angel Esteban
Psicóloga Clínica. Sexóloga
615224680
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