PSICOLOGÍA | Las otras razones por las que no queremos salir de casa.


Según van pasando los días nos vamos adaptando con mayor o menor facilidad y convencimiento a esta nueva forma de vida y nos vamos descubriendo y conociendo más a nosotros mismos, incluso a veces sorprendiéndonos.
Se habla de la magnífica capacidad de adaptación del ser humano, pero ésta depende de la fortaleza individual, de la cantidad de información que tengamos sobre lo que ocurre, de la veracidad de esa información (que no sea cambiante y contradictoria) y del esquema que tenemos en la cabeza, cada uno, sobre lo que queremos que ocurra y cómo queremos que sea, lo que sea. Y entonces así,  según nos van informando desde el principio, nos vamos sintiendo en cada momento, y por supuesto van influyendo las experiencias personales de dolor de muchísimas familias que se han expuesto, en toda la crudeza, a esta pandemia sin fin a la vista. Cuando nos dicen que ya podemos ir saliendo, ¿qué está ocurriendo?. 
Hay varias opciones:
Las personas con problemas psicológicos ya previos al inicio del confinamiento, tales como los muy tímidos, agorafóbicos y las personas con fobia socialprincipalmente, se están viendo beneficiados en parte de esta situación. La razón de malestar en ellos es el contacto social, salir a espacios abiertos, relaciones personales estrechas, enfrentarse a una vida normal para el resto. A ellos les suponía y supone un verdadero suplicio, un malestar psicológico y físico que en ocasiones requiere también de medicación, pero ahora están encantados. Se sienten seguros en casa de la exposición a sentirse juzgados y de la ansiedad de otros espacios en los que no se sienten seguros, e insisto, no por contagio y miedo a la enfermedad sino por razones psicológicas. 
Han descubierto por fin su tranquilidad y ya no se sienten raros por no poder salir porque ahora es la norma. Ésta desean que sea su normalidad para ellos: casita, teletrabajo, ocio en casa o solos si por ejemplo deciden salir a pasear. Los introvertidos no tienen malestar ni por salir ni por no salir, son ésos que estando 'a su bola' , dentro o fuera, son capaces de abstraerse sin que les afecte lo demás. No obstante prefieren estar dentro. Estamos hablando del famoso síndrome de la cabaña. Otros sin ningún tipo de problema psicológico previo, ahora está desarrollando miedo al contagio y prefiere quedarse en casa. El miedo ante un peligro real nos produce comportamientos adaptativos no patológicos que nos sirven de protección.
Los hipocondríacos y obsesivos con miedo a contaminarse, son  los que peor llevan ir saliendo.
Hay otras personas, muchísimas, que han descubierto que en casa están fenomenal. Que si hubiese que normalizar la situación a la de antes, en ésta se sienten cómod@s. No hay obligaciones, están las que tú te impones. No hay que llevar a los niños corriendo a las actividades, la compra la pueden hacer por teléfono o ir si les apetece salir, teletrabajan con el horario que les parezca más cómodo, pueden compatibilizar la casa e hijos a la vez, ahorran en gasolina, gimnasio, actividades fuera, y otras cosas que si no haces, entras en el grupo de 'los raritos'. 
Estas personas están encantadas y no quieren salir, están muy a gusto en sus casas y además protegidos de posibles contagios fuera. El estrés que genera depender de horarios desaparece y al tener más control sobre su entorno, se sienten mejor y esto influye a todos los niveles, tanto de relación de pareja como de actitud con los hijos. La presión de los “tengo qué” dictada por la vida, en estos momentos pasa a tu control. Realmente esta situación, si no fuese por la razón por la que está siendo, sería la felicidad plena para muchos. 
Otros, los que viven solos, se están dando cuenta de su verdadera independencia, de la capacidad de gestionarse incluyendo sus emociones. Cuando quitamos de la película poder interaccionar con otros, cuando quitamos los 'despistes o interferencias' de nuestra verdadera realidad, como estar poco en casa por trabajo o por sociabilidad, es cuando nos damos cuenta de qué necesitamos verdaderamente, nos damos cuenta de qué dependemos, de lo que nos gustaría, de lo que tenemos oculto en nuestro ser y ahora con más tiempo estamos descubriendo… incluida la verdadera orientación sexual, por ejemplo (y hablo de casos reales).
En estas circunstancias de confinamiento, donde el desconfinamiento se está haciendo sin un criterio válido para la psique humana, el miedo sigue ahí y salir a la calle es una proeza porque nada aún está controlado. Y es mejor salir con cierto miedo porque como he dicho antes, el miedo ahora nos protege y nos hace cautos. Hay otros que están viviendo esto como un paréntesis en su vida, con inconsciencia cuando les dan la opción de salir, sin responsabilidad ni con ellos ni con los demás, pero básicamente porque en todo lo demás son poco responsables e impulsivos. No ver al ogro hace que nos cueste imaginarlo continuamente, pero está y si no que se lo digan a quienes han estado al borde de dejar de disfrutar de lo que significa respirar, mirar y sonreír a los que quieren. Que se lo digan a los que día tras día han visto morir en sus brazos con toda la importancia a esas personas que en esos momentos, los hospitalizados, solo les tenían a ello, a los sanitarios. 
Los hay que están viviendo esto muy de lejos aunque parezca que están ahí al pie del cañón y no son precisamente los que se están exponiendo cada día con su vocación al virus, no.

Ana M. Ángel Esteban es psicóloga clínica y sexóloga.

Consulta en Toledo y online. Teléfono 615 224 680


Comentarios

Entradas populares de este blog

Algunas cosas 'bonitas' de la vida tienen nombre y los ojos verdes

¿Qué hacer cuando tu mujer no quiere sexo? Cómo se sienten ellos

Comportamientos adultos que denotan carencias afectivas en la infancia